Que extraño ha sido volver a la escuela y cambiarla de ser “un deber” a “un querer”. Me paro temprano sin que mi madre me grite que ya es tarde. Me acerco al final de las clases a pedir a la maestra que me recomiende algo más que leer. Hago las tareas tan pronto como puedo. Tantas y tantas cosas, que son tan opuestas, me dan mucha risa, pero a la vez me recuerdan que bello es disfrutar esta etapa de esta manera.
En este punto puedo decir que todo suma, que el tiempo que pareciera que había desperdiciado, fue más como algo invertido. Quizá no sea un genio, pero también he dejado de pelearme con eso y estoy enfocado en ser el mejor alumno que yo pueda ser. Cuestionó más de lo que nunca lo había hecho en mi vida. Todo eso es a lo que ahora llamo aprendizaje.
Creo que todos deberíamos volver a la escuela, ayudaría a redefinir lo que pensábamos de ella antes. De esta manera quizá lo que dijera a un niño acerca de ir a la escuela, sería completamente a lo que le hubiera dicho antes de esta experiencia. Nuestra experiencia en la vida en infinitos escenarios, moldea la definición o críticas que tenemos de todo. No quedarnos con lo que era y actualizar nuestras definiciones, tendría que ser un práctica que invadiera muchas áreas de nuestra vida.