En voz alta

Lo pensamos, lo escribimos, pero rara vez lo pronunciamos en voz alta. Darle esta energía a nuestra locura, es como la carga eléctrica que levantó a la creación del Dr. Frankenstein.

Mas raro aun, es que alguien más preste su voz. Eso lo vuelve todo mucho más real, pues deja de ser por completo tuyo.

Ella se puso mi ropa, sin dejar de ser ella y desde ahí me dijo cómo se sentía.

Soltar las cosas que creamos, darles libertad, es como mandar a un hijo de excursión. Volverá con muchas anécdotas, cosas que sirvieron otras que aprendió

Pero será más de lo que era al partir.

Así que querido miedo, no sé si alguna vez estuviste a cargo, pero no volverás a tocar el volante ni a cambiar el rumbo de a dónde nos dirigimos yo y mi locura.

Anoche no morí…